Chico el Perro.
No sé si conoces a Chico.
Pero deberías.
Chico estuvo a punto de tener otro nombre, pero era el chico y al final se llamó Chico.
En su momento pensé que era buen nombre.
Luego me di cuenta de que había muchos perros Chico, pero solamente él es Chico el Perro.
También le conocemos como el perro que arma quilombo, pero esa es otra historia.
La de hoy tiene que ver, cómo no, con el paseo que he terminado de dar hace un rato con mi hermano.
Entre el meme del hack-tuá y otras escatologías varias, ha salido nuestro pequeño amigo a relucir.
Concretamente le he dicho a mi hermano que cada vez que miro a mi perro a los ojos no puedo evitar pensar que algún día se irá y que ese momento con él no va a volver.
No lo hará.
Por eso aprovecho y le hago cosquillitas donde él quiera, que para algo es mi mejor amigo perro.
Y por eso doy gracias por que siga conmigo tan bien como está a pesar de sus 10 añitos.
Pero bueno, no quiero darte mucha envida, simplemente quiero dejarte unas lecciones que puedes aprender de él para vivir como un auténtico marqués.
1. Come bien, come lo justo y concentra tu ventana de alimentación.
Chico come 1 vez al día.
Chico come siempre la misma cantidad.
Chico come un pienso que es caro pero no lleva cereales ni mierdas que un perro - un lobo digievolucionado - no comería en la naturaleza.
De vez en cuando los recortes de la carne y algún que otro hueso.
2. Muévete.
Chico desde que me ve acercarme a la perrera donde duerme hace estiramientos.
Luego se pone a saltar como un puto condenado y casi roza el techo de la perrera.
Le abres la puerta y se mete un sprint de 25 metros a la nada para acabar frenando sobre baldosines y patinando.
Diversión a tope y alguna que otra hostia que se ha llevado.
Luego su día es más tranquilo hasta que sale al campo y ahí no hay tutía1.
Más saltos, más carreras en Z5, algunas en Z3 y un trote bretón característico en Z2.
3. Descansa. Pero descansa lo justo.
La verdad que hoy iba a escribir el artículo entero hablando de esto, pero mejor hablar de Chico.
Después de sus sesiones de movimiento se echa a verlas venir. Y hace lo correcto, la intensidad a la que se ha movido requiere de casi la misma dosis de reposo para llegar a un estado hormético.
El ying y el yang de la vida.
Descansa para estar a tope para la siguiente aventura.
Esa es la mentalidad.
4. Ponte al sol.
Quizá el más importante y al que menos importancia se le da.
Espero que como este consejo viene de mi perro no se me echen encima los subnormales de carrito de Instagram diciendo que el sol da cáncer.
Al perro nadie le dice el tiempo que tiene que estar al sol o no, porque él mismo sabe controlarse.
Igual que sabrías tú de no hacerle caso a la OMS y otras organizaciones que sólo entiende de $.A.lud.
Yá tú sabe.
Cuando tengas calor, a la sombra.
Y repites.
Chico lo lleva haciendo toda la vida y lo hace durante todo el año.
Chico no usa protector solar.
Chico sabe.
Sé como Chico.
Por cierto.
Chico no puede escribir y por eso no está en la Tribu Primal, donde todos los consejos que te da se pueden explicar y debatir.
Tampoco toma creatina, pero no le gustaría que tú te hayas olvidado de tomártela.
Por último, es probable que Chico vuelva a darte algún consejo más de vida por aquí.
Pero mientras, hazle caso a estos.
Que al final, seas perro o seas humano, esto es como to.
La expresión “no hay tutía” es una locución verbal coloquial que se emplea para indicar que no hay remedio o excusa en una determinada situación. Originalmente, la palabra “tutía” se refiere a un ungüento medicinal hecho con atutía u óxido de cinc, procedente del árabe hispánico.