American History X
Es lunes.
Tengo un orzuelo que parezco Popeye.
Tengo el cuello que no lo puedo girar.
Y el Madrid sigue ganando Champions.
Todo mal.
…
…
Y aun así, ¿sabes qué no hago?
Ir soltando bilis a diestro y siniestro.
¿Por qué?
Pues mira, no sé si has visto American History X.
Si no lo has hecho, te lo recomiendo porque es bastante buena.
No hace falta que te quedes con la escena en la que le revienta la boca al negro contra un bordillo.
Esta escena:
A la gente le impacta esa escena.
A mí no.
Y no es que yo sea un tipo duro que lleva echando polvos desde antes de que a Eisenhower lo ascendieran a cabo…
Ni como alambre de espinas, ni meo Napalm1.
De hecho, la mayoría de mis amigos no me han visto peleando en la vida.
Me han visto llorar, eso sí.
Mucho.
Pero no nos desviemos, creo que esa película tiene otras dos escenas que merecen la pena.
La primera es casi al final de la película cuando dice esto…
(Atención, destripe, la cita importante está debajo:)
Mi conclusión es que el odio es un lastre, la vida es demasiado corta para estar siempre cabreado. No merece la pena.
La segunda ya tal2.
Creo que si eres capaz de deletrear tu nombre a la primera, deberías quedarte con esa frase de este correo y ya habrías aprendido bastante.
También puedes ver la otra película que he referenciado.
Y, por supuesto, hay otra cosa que no debes hacer nunca.
Algo que sí hacen algunos ricos.
Este opinión es sin trazas de odio:
Pero algunos ricos, sobre todo los nuevos ricos, a veces parecen unos auténticos boberas.
Piensan que el dinero lo compra todo.
Cuando compra casi todo.
Y sólo te voy a poner dos ejemplos de cosas que no puede comprar:
La primera, un dinosaurio.
La segunda, un cuerpo funcional y beyho.
(Hasta aquí mi charla TED en económía)
El dinero compra un gimnasio.
Un buen gimnasio.
Un gimnasio de la hostia.
En su propia casa, para no tener que coger su carraco grande-gordo de puerta a puerta.
A veces incluso compra entrenadores personales que les hacen un programa casi tan bueno como los míos.
Pero
si no entrenas es como hacerle una paja a un muerto.
O como odiar.
No sirve de nada.
Lo que quiero decir con esto es que tener un cuerpo en condiciones, por muchas perras que tengas, no se consigue a base de billetes.
Incluso aunque hagas trampas y Winstrol sea tu segundo nombre.
Si no haces algo no vas a tener el cuerpo que quieres:
brazos y abdominales para ellos,
culo de bichota para ellas,
banderitas americanas para todos.
El caso, que o entrenas o no entrenas.
Pero no molestes.
Y si vas a seguir soltando bilis, es en ventanilla 3, gracias.
Ah,por cierto, tampoco hace falta gastarse un dineral en montar un gimnasio súper pepino, con estar suscrito a la Tribu Primal, sabrás las mejores recomendaciones de material deportivo para entrenar con lo mínimo indispensable.
Aunque para empezar sólo necesites un cuerpo y un cerebro en propiedad.
Eso no sé si lo saben los ricos o prefieren igualmente seguir quemando billetes para que no los trinque el político de turno y acaben siendo el turulo con el que se metan la raya con la que celebran el último pelotazo en forma de chiringuito.
Porque bueno, al final eso es como to’, cada uno se lo gasta en lo que quiere.
El Sargento de Hierro.
La comentaré en la Tribu Primal.